El siguiente articulo ha sido extraído
del libro del Dr Máximo Grillo Annunziata titulado “Memorias de un Estudiante
Agitador”
EL TREN DE LOS CONDENADOS
DR. MAXIMO GRILLO ANNUNZIATA
Mi padre don Máximo Grillo Puga era
joyero artesano, sobrino de José Mercedes Puga, el que derrotó a los chilenos
en la batalla de San Pablo y brazo derecho de Andrés A. Caceres, además era
sobrino de Amalia Puga ,la poetisa cajamarquina. Su familia participo en la
lucha por la independencia, en la guerra con Chile, y mi padre a los 15 años de
edad se presentó de voluntario para la guerra con el Ecuador ,mientras que otro de los tíos de mi padre viajó a Tacna
ocupada para apoyar la resistencia peruana contra el invasor.
Pero sus familiares también participaron en varias revueltas y
asonadas de tipo político y social, y así tenemos que el padre de mi padre, o
sea mi abuelo paterno, fue presidente de la primera Asociación de Joyeros y
Artesanos del Perú en el 1900, y mi padre fue el primer vicepresidente de la
segunda Asociación de Joyeros y Artesanos en 1920,y yo soy tercero de la
estirpe de los Grillo joyeros, llegando a ser el medico de la ultima Asociación
de Joyeros. Pero resulta que un hermano de mi abuelo paterno, por consiguiente
tío de mi padre, participó en una de las tantas asonadas y revueltas que
sacudían constantemente Lima, de forma que resulto detenido.
Para esas épocas existían en la ciudad
un numeroso grupo de francesitas, algunas de las cuales realizaron “buenos
matrimonios”,otras terminaron de prostitutas de lujo y otras mas de putas
pobres.
Una de esas francesitas era la amante
del prefecto de Lima de ese entonces y era cliente de la joyería de mi abuelo,
en la cual no solo ella, sino el prefecto compraba costosas joyas para su
“amor”.
Pero también era cliente del hermano
de mi abuelo, el eterno revolucionario, a quien pagaba las joyas con
prestaciones sexuales.
Así las cosas mi abuelo se enteró de
la detención de su hermano, y lo primero que hizo fue correr a la búsqueda de
la francesita, pidiéndole que interviniera ante el prefecto para liberarlo.
Mientras tanto él y otros detenidos
eran llevados a la estación del tren de desamparados, donde todos fueron metidos a la fuerza , amarrados de la manos.
Se trataba de una locomotora y de una larga fila de vagones, repletos de
detenidos. A todos ellos los llevaban en el tren para matarlos y sus cuerpos
eran arrojados a lo largo de la línea del tren hacia la sierra o bajados en
grupo para ser fusilados. Era una costumbre horrorosa, que incluso se mantiene
hasta el día de hoy.
La francesita, que no quería perder a
su joyero favorito y tenia una gran estimación por mi abuelo salio de inmediato a la búsqueda del
prefecto, el cual dio la orden de libertad, de forma de que acompañada de dos
gendarmes acudió presurosa a la estación del
tren, llegando justo en los momentos
en que el tren estaba por salir.
Los gendarmes subieron a los vagones
llamando al tal Grillo, papel en mano. El hermano de mi abuelo pensando que los
buscaban por ser uno de los cabecillas para torturarlo y matarlo en plena
estación, viendo que golpeaban a los demás detenidos amarrados para que lo
señalaran, sacó pecho y grito “yo soy. Yo soy Grillo”.
Lo tomaron de los brazos y empezaron a
arrastrarlo, mientras daba vivas a la revuelta. “Ya mierda, calla carajo y
camina”, y a golpes lo bajaron del tren. Mas al bajar a la estación y ver a la
francesita se dió cuenta de que lo estaban salvando.
Sus amigos que se quedaron en el tren,
empezaron a felicitarlo y darles encargos. Todos ellos sabían que iban a morir.
“Grillo ,dile a mis hijos que muero
como un hombre,” “Grillo anda a mi casa, mi mujer y mi hijita están enfermas
ayúdalas en lo que puedas” decía otro,
“Grillo diles que muero dando vivas a la revolución” exclamaba otro mas, “
Grillo, anda donde mi compadre Tomás, que le lleve dinero a mi madre” expresaba
otro mientras que otro mas le gritaba “Grillo te felicito, sigue en la
lucha hasta el triunfo final” ,y de esta
forma la locomotora jalando una larga lista de vagones partió de la estación.
Era un tren enorme, repleto de
prisioneros, de condenados a muerte.
El hermano de mi abuelo se quedó
llorando en la estación viendo como se llevaban a sus amigos.
Le amargaron la vida, nunca más sonrió
ni rió, y jamás se perdonó haber salido con vida y el no haber muerto junto a
sus amigos.
A mi abuelo el asunto le salio caro,
porque regaló una costosa joya a la francesita y otra mas para el prefecto.
Y esa ha sido siempre la historia del
Perú, las matanzas del APRA y Alan García en los penales al igual que las
matanzas de Fujimori son una constante en nuestra historia, y sin necesidad de
viajar tanto en el tiempo, yo mismo fui testigo de otro tren de los condenados.
Ocurrió durante el gobierno del
general aprista Morales Bermúdez.
Había una gran huelga de trabajadores
mineros, los cuales se alojaron en el Jardín Botánico de la Facultad de Medicina de
San Fernando. Estos trabajadores habían realizado una marcha de sacrificio,
caminando desde la sierra y de varios otros lugares del Perú hacia Lima.
Sus condiciones económicas y sociales
eran paupérrimas, sus ropas presentaban varios zurcidos con diferentes telas de
forma que parecían las ropas del payaso polichinela, es decir estaban
andrajosos, y sin botas de minería sino con ojotas
Algunos de los feristas se encargaban
de conseguir víveres para la olla común, mientras otros se encargaban de la
propaganda. A mi me encargaron de la dirección de una posta medica que funcionó
en el local de la
Centro Federado de Estudiantes de
Enfermería. Con mucho esfuerzo conseguimos medicinas e instrumental medico con
lo cual atendíamos las necesidades médicas de los mineros ,sus esposas y sus
hijos.
Mientras los muchachos del FER
repartían folletos políticos de Mao, Lenin y daban charlas para los mineros de
base, los grupo opositores al FER en San Marcos a los cuales llamábamos
despectivamente oportunistas, electoreros, revisionista y vende obreros ,
grupos políticos que luego conformarían la llamada Izquierda Unida, se llevaban
a los dirigentes a tomar cerveza y a casa de putas. Llegaron incluso al extremo
de levantar una carpa en pleno Jardín
Botánico con prostitutas para atender a los mineros que habían venido solos.
Enteradas de esa situación las compañeras feristas que habían organizado el
comité de damas de las mujeres mineras, denunciaron el hecho, de forma que
dicho comité boto a latigazos a las prostitutas y a sus mentores, los
revisionistas electoreros.
El trabajo en nuestra posta medica era
intenso, y agotador. Los mineros, sus
esposas y sus hijos hacían cola para la atención, mientras los muchachos del
FER se esforzaban en conseguir medicinas y en atender a los pacientes.
Pero no se presentaban visos de
solución a la huelga, el gobierno de Morales Bermudez, que era un gobierno
aprista, vendido a los intereses e las empresas mineras transnacionales, no
aceptaba los reclamos de los trabajadores por considerar que reducía las
ganancias de las empresas.
De esta forma un día de tanto trabajar y sentarme sobre troncos y
piedras se me presento un absceso en la pierna, de manera que yo mismo me
corte y limpie la herida, cansado y con
fiebre debido al absceso me retire de la posta medica cuando comenzaba a
oscurecer. Ya en mi casa me dormí profundamente
Cuando a las cuatro de la madrugada
mas o menos ratatatata…Bang…. Bang…. Bang….. ratatatata, me desperté de un
salto
¡Santo Cielo, los mineros, los están
matando!
Salté de la cama y me vestí toda
velocidad mientras todo el mundo en el barrio se despertaba y al dirigirme al
jardín botánico de la facultad de medicina me encontré que la policía no
permitía el paso, de forma que regresé a
las siete de la mañana, con mandil de medico
y mi barba me tomaron por profesor y me dejaron pasar.
Lo que encontré dentro del local era
espantoso, por todo el jardín botánico habían charcos de sangre y rastros de
sangre lo que quería decir que habían arrastrado cadáveres o heridos
sangrantes, las pertenencias de los mineros estaban regadas por el piso y
quemadas, ruinas humeantes, jirones de ropa ensangrentados ,los raros árboles
del jardín botánico quemándose, los alimentos de la olla común en el suelo y
pisoteados, todo acompañado de un penetrante olor bombas lacrimógenas, a pólvora y a sangre.
Me dirigí directo a nuestra posta
medica, la cual había sido saqueada, las
medicinas rotas y aplastadas con el piso, el instrumental se lo habían robado,
los muebles rotos, una foto de Mao Tse Tung en el suelo y rota, pero la foto de
Marx no la habían tocado, seguramente pensaron que se trataba de un medico, era
un espectáculo horroroso.
Sobre
un estante volcado se hallaba un importante documento, era el resumen de las historias clínicas de todos
los mineros, sus hijos y esposas atendidos en la posta, documentos que se les
había pasado, de inmediato lo tomé y lo
escondí con la intención de desaparecerlo.
Al salir de la posta me encontré con
Pocha una compañera ferista que se quedo esa noche de guardia en la posta y
había visto todo escondida en un ambiente de la facultad de medicina. Estaba
llorando.
-Máximo, ha sido espantoso , se han
llevado a los mineros hay muchos muertos, han matado a los niños, el hijito de
la señora Maria que atendiste de
asma murió asfixiado por los gases en
brazos de su madre. La pobre señora corría desesperada por todo el jardín
botánico con el cadáver tratando de salvarlo. La policía la golpeo y le
arrebato al niño muerto , arrojaron el cuerpecito a un camión, van a
desaparecerlo
A la señora la golpearon hasta sangrar
mientras lloraban reclamando el cuerpo y se le llevaron presa. A la esposa de
un minero la han violado delante de
todos , yo lo he visto.
-Los mineros, donde están los mineros?
Pregunté.
-No se, se los han llevado en ómnibus
y camiones cerrados. Ha sido horrible.
-Hay que ubicar a los mineros.
Al salir del jardín botánico me
encontré con Guadalupe y Javier que avisados de lo ocurrido venían que había
sucedido.
-Toma Javier
-Que es?
-Es la relación de los mineros y de sus hijos y esposas que atendimos en la
posta. Escóndelo
-A donde vas?
-Voy a combatir
-Voy contigo
De esta forma estuvimos todo el día
luchando en las calles reclamando por la vida de los mineros y sus familiares.
Mientras tanto los muchachos del FER
se enteraron que los habían llevado a la estación del tren de Desamparados.
Otro tren más de la muerte.
Comunicándose rápidamente con los feristas de Ate-Vitarte, de Chaclacayo y de
Chosica, los muchachos bloquearon las líneas del tren con grandes piedras y
troncos, lo que motivó que el tren de la muerte su detuviera a cada rato, lo
que aprovechaban los mineros para saltar por las ventanas junto con algunos
feristas que habían sido capturados junto con ellos. Al saltar por las
ventanas eran abaleados, varios de los
cuales me llevaron mas tarde para que los atendiera , en una improvisada sala
de cirugía.
Gracias a la acción heroica de los Sanmarquinos
del FER y a la decidida actitud de los mineros, se salvaron de ser ejecutados
todos junto con sus mujeres e hijos.
Los que no pudieron escapar fueron
llevados a la fuerza los socavones de las minas y obligados a trabajar a
latigazos, a punta de patadas y bayonetazos, exactamente igual que en la época
de los faraones.
Este episodio nunca se llegaría a
conocer si nosotros no diéramos testimonio de ello en este articulo.
La matanza del pueblo, y los trenes de
la muerte son una costumbre en el Perú.
Los sucesos de Bagua lo demuestran.
No hay comentarios:
Publicar un comentario