COMENTARIO DE LIBROS
“Los Caballos Desbocados”
De Yukio Mishima
Dr. Máximo Grillo Annunziata
Mishima es de lejos el más
grande novelista japonés del siglo XX. No le dieron nunca el nobel de
literatura porque ideológicamente
rechazaba los moldes culturales de Occidente, y claro está que tenía
toda la razón. Donde llega occidente, llega a mierda.
Pertenecía por sus orígenes a la notable casta de los
samuráis, y se educó en un colegio para hijos de samuráis. Criado dentro de los
conceptos de la belleza de su cultura, el sentido del honor, el coraje, era un
caso único en la decadente sociedad
humana actual y en la decadente cultura japonesa avasallada por la influencia
cultural occidental.
Esteticista, concluyo que no
podía narrar la belleza, si seguía siendo un
hombre flaco y desgarbado, por lo cual en la adultez se metió en un gimnasio
y a fuerza de una voluntad de titánica, llego a sacar un físico de
fisicoculturista impresionante. Le gustaba fotografiarse desnudo, llevando solo un taparrabo, portando
una espada samurái, una katana. Estaba orgulloso de su cuerpo.
Con dinero de su bolsillo
formo un pequeño ejército de samuráis modernos y de esa forma seguir vigente
los valores filosóficos, y culturales de su cultura samurái.
Poseía una tremenda
sensibilidad para captar la naturaleza
humana y sus conflictos.
Harto de la decadencia
cultural por la occidentalización del Japón, ante la televisión y en público,
en protesta por la decadencia occidentalizada de su país se hizo el harakiri o
seppuku, o sea el suicidio ritual. Murió entre un charco de sangre, con la
mirada puesta en una resurrección de su cultura y de su patria. Murió mirando
al Sol
Yo tenía una gran admiración
por este hombre, hasta que un mal día leyendo su biografía descubrí que Mishima
era homosexual. El mismo relata que cuando era niño escolar y lo llevaban con
otros niños a los museos, la contemplación de las estatuas masculinas desnudas,
le producía una excitación sexual. Su novela que lleva el título de “La
Máscara”, trata de este tema. Para mí
fue un baldazo de agua fría, nunca imaginé que Mishima era un pervertido.
El libro que comentamos trata
de las vivencias de un grupo de muchachos practicantes de Kendo, la esgrima
japonesa. Para entender este tema, debemos de saber que la esgrima japonesa es
muy diferente y muy superior a la esgrima occidental. La práctica del Kendo es
toda una filosofía, y requiere meditación,
filosofía, concentración, toda una escala de valores y de prácticas
psicofísicas. La práctica del Kendo es toda
una religión, una cosmovisión,
una formación espiritual, y una concepción del mundo.
La esgrima occidental es
solo una técnica de agilidad, de estoques y bloqueos y carece de toda la
riqueza del Kendo. El Kendo es por consiguiente una práctica formativa del individuo. Lo se perfectamente, porque yo
mismo practiqué Kendo durante un tiempo
en el instituto peruano –japonés.
Esta aclaración es
necesaria para comprender el mundo
conceptual de los personajes del libro que comentamos.
El profundo nacionalismo y
patriotismo de estos muchachos, los lleva a planear el asesinato del japonés sirviente de los intereses de los
occidentales, quien es un vendido a los intereses extranjeros, trabaja por la influencia
imperialista occidental en el Japón.
La descripción que hace
Mishima de las vivencias de estos muchachos sobre todo del protagonista
principal, es verdaderamente magistral, y para
mí fue una captación inmediata, porque ese tipo de muchachos idealistas,
dispuestos matar y a morir por la causa de la patria y de las idea que consideran justas y correctas, yo los conocí por montones en
mis épocas de dirigente estudiantil sanmarquino.
Para que Mishima relate las
vivencias y el mundo de estos muchachos con tanta maestría, debe de haber
pertenecido en sus épocas de joven a las cofradías de jóvenes japoneses que
luchaban por la soberanía del Japón y por los valores de su cultura.
La escena final, donde el
protagonista, tras asesinar al traidor, se refugia en un acantilado, para
preparar su muerte, el seppuku o harakiri, a sabiendas de que la policía lo
buscaba.
De cara frente al mar, al
salir el resplandor del Sol en la aurora, procede a suicidarse, tras realizar
el rito de la muerte, siempre mirando al Sol naciente se introduce la espada y
se desgarra el vientre. Mientras muere observa como el Sol se levanta impetuoso
en el horizonte. Soportando el dolor e invadido por el pensamiento de que muere
por la libertad y la grandeza de su patria, sus ojos ven en el en el levantamiento del Sol desde el horizonte
la imagen de la resurrección del Japón. El simbolismo de la escena es clarísimo. Sus ojos se van
oscureciendo y muere con los ojos abiertos, lo último que ve es al Sol en todo
su esplendor. La forma como Mishima
relata estos momentos no solo es impresionante, sino incluso poética. Era un
gran escritor.
Además Mishima es el
responsable de haber conocido a m i mujer.
Cuando se produjo la primera
matanza de los presos políticos en el Frontón, los abogados de las victimas contrataron mis servicios
profesionales para estar presente en la autopsia como médico de la parte civil,
en la cual se comprobó que el estómago y los intestinos de los fallecidos estaban vacíos,
lo que quiere decir que no les habían dado de comer por lo menos en los últimos
tres días.
Motivo por el cual se
amotinaron. No les dieron de comer por días para que amotinen, para luego poder
matarlos. Ese fue el esquema.
Cuando se realizó la segunda
gran matanza de presos políticos, nuevamente los abogados contrataron mis
servicios como médico de la parte civil,
pero no hubo autopsias porque los cadáveres fueron enterrados en forma
clandestina por el gobierno aprista.
Estando en el velatorio frustrado de los presos políticos y solo velaban sus
ropas por los familiares que eran creyentes católicos, conocí a Vicky Peláez,la
periodista.
En eso un conocido se me
acercó:
-Grillo, te busca una “chinita”
-Una “chinita” a mí?. Será
una admiradora.
-Esa es, la que está ahí
Pero no era una “chinita”,
sino una “japonesita” buenamoza
-¿Usted está buscando al dr.
Grillo?
-¿Es usted? Preguntó –la
japonesita
Julia, mi mujer era en esa época secretaria general de su
sindicato de profesores en el colegio donde enseñaba, o sea era un a sutepista
(SUTEP)(Sindicato Único de Trabajadores de la Educación del Perú), y le habían
entregado un oficio para mi, invitándome a participar en una conferencia sobre
educación, y le habían dicho dónde encontrarme.
La tal conferencia resulto
ser una polémica con los profesores apristas, que llegaron con una hora y media de atraso y más encima
borrachos, exigiendo participar en la mesa de debates, a lo que me opuse
terminantemente.
-Estoy
hablando hace una hora y media y no voy a repetir todo mis argumentos porque ustedes llegan tarde
-El
doctor Grillo debe de ser democrático y permitir nuestra participación , claro si en verdad es
un demócrata
-La
democracia, exige la puntualidad democrática y no voy a repetir todo lo que he dicho durante una hora y media así que no acepto
su presencia en la mesa de debate.
Para
esas épocas o había leído un libro sobre la batalla de Okinawa, y había visto
una película sobre la batalla de Okinawa, y sabiendo que Mishima había escrito
una obra sobre los niños que participaron
en esa batallas, andaba desesperado tratando de encontrar esa novela. Pero en
el Perú de esas épocas no llegaba literatura japonesa al país, mientras que
ahora abunda la literatura japonesa incluso la literatura china.
En
dicha batalla murieron los 100,000 hombres del ejercito japonés, no sobrevivió
ni uno solo.
La
segunda línea de defensa fueron los estudiantes de secundaria, la tercera línea
de defensa fueron los escolares de primaria y la última línea fueron todo el
pueblo hombres, mujeres, viejos, familias enteras,que ante la falta de armamento se lanzaban al ataque armados con lanzas de bambú. Los que no tenían piernas
eran colocados en cualquier esquina y desde allí disparaban hasta morir, los
que no tenían brazos por las heridas, le ataban minas en el cuerpo y se
arrojaban al paso de los tanques. Las mujeres de Okinawa para librarse de las
violaciones y las torturas de los norteamericanos se suicidaban en masa. En la película
se ven las fotografías de los profesores
japoneses con sus típicos anteojos redondos con sus alumnos cuyos fusiles eran más
grandes que ellos. Esa era todo una epopeya que debe de ser más estudiada.
Así
que proveche para preguntarle a la japonesita si por casualidad tenía a obra de
Mishima.
Me
dijo que no, pero tenía otra obra de Mishima, titulada “El Templo de Oro”, otra
obra magistral de Mishima, que también comentaremos en otro artículo.
A partir del intercambio de obras de
literatura japonesa nos fuimos acercando
cada días mas.
Al
final de tanto acercarnos terminamos
siendo pareja, que ya tiene más de 30 años juntos.
Mishima
es el responsable.
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