EL CHAPUZON DE SAN PEDRO
DR. MAXIMO GRILLO9 ANNUNZIATA
Este episodio debió de
incluirse en mis “Memorias de un Estudiante Agitador”, pero le di más
importancia a otros episodios.
El 29 de Junio se celebra el
día de San Pedro en todo el mundo. En cierta forma también es mi día, porque mi
tercer nombre es Pedro. Yo me llamo Máximo Carlos Pedro Grillo Annunziata. Pero
en mi partida de bautismo figura Máximo Carlos Pedro Aníbal Grillo Annunziata.
Me añadieron el de Aníbal, por mi padrino Aníbal Llanos Piñeiro, medico jefe del servicio de
Patología del hospital 2 de Mayo. Mi padrino de confirmación fue el general
Juscamayta, general de artillería y director de la Escuela Militar de Chorrillos.
El asunto es que durante mi
época de universitario, acostumbraba dirigirme a Chorrillos para ver las fiestas
de San Pedro y sobre todo para comer pescado frito con salsa criolla,( cebolla,
limón y ají) que preparaba una señora de quien era casero.
Aquel día llegué como de
costumbre muy temprano y me puse a caminar por los cerros de Chorrillos.
De repente vi a la distancia una
destartalada choza entre los cerros de la cual salía una columna de humo.
-Quien vivirá allí?- Me pregunté y que debe de estar cocinando,
por la columna de humo. Una docena de perros que rodeaban la casucha, al verme
empezaron a ladrar furiosos, tras lo cual apareció en la puerta de la casucha
un loco que en la mano llevaba un machete. El tal loco me miró y junto con la
docena de perros corrieron hacia donde yo estaba mirándolos, a toda velocidad.
Después de una profunda
reflexión filosófica y de un complicado cálculo matemático llegué a la conclusión
de que debía salír despavorido a todo lo
que me daban las piernas perseguido por
los perros y el loco. No paré hasta llegar donde estaban las demás personas
esperando la procesión de San Pedro.
Al rato apareció San Pedro
en sus andas que tenían forma de una
barca.
El público que precedía la procesión
y la acompañaban arrojaba monedas y billetes
al interior de las andas-barca, con el
objeto de pedirle buena suerte en la pesca a San Pedro.
De repente apareció el loco
del machete, que por lo visto era loco pero no cojudo, porque lo primero que
hizo fue abalanzarse hacia la
andas-barca, se trepó a las andas y empezó
a agarrarse el dinero, mientras gritaba desaforado: “mi plata carajo, mi plata,
San Pedro, mierda devuélveme mi dinero, mi dinero carajo”. Con una fuerza
descomunal fue preciso como 10 hombres para sujetarlo y alejarlo de la
procesión.
Uno de los presentes relató
que el tal loco había sido pescador, y
que cuando era cuerdo o algo parecido a ser cuerdo, participaba siempre en estas fiestas.
Pero un día naufragó,
murieron sus amigos pescadores que le acampañaban, se hundió su lancha de
pesca, perdió sus redes y aparejos quedándose en la miseria y el hambre. Su
mujer como es de esperarse en una sociedad como la peruana, cuando lo vio
pobre, simplemente lo abandonó por otro pescador que tenía dos lanchas de pesca
y todos sus aparejos de pesca incluidas las redes. Había perdido a sus amigos,
su lancha que era su instrumento de trabajo y a su mujer, y se loqueó.
El pobre hombre creía que
todo eso le pasaba porque San Pedro lo
había abandonado y por eso le reclamaba
su dinero.
La cosa es que la procesión
continuó, pero la actitud del loco fue un mal presagio.
Los pescadores que cargaban
las andas-barca de San Pedro, estaban más borrachos que troskistas
marihuaneros, de forma que en los momentos en que pasaban la imagen de las
andas al bote que lo llevaría mar adentro para presentarlo a los barcos que
tocaban sus sirenas y campanas, y….cataplum
, plash, San Pedro al agua.
Un grito de horror salió de
todas las gargantas, las mujeres presentes se echaron a llorar desconsoladamente,
mientras los pescadores granputeaban a los cargadores, se echaron contra los
cargadores borrachos y les dieron una paliza mientras echaban maldiciones de
todo tipo.
Unos voluntarios se arrojaron
al agua y sacaron a San Pedro, sin su corona le que produjo alaridos de terror
y llantos desesperados.
La señora del pescado frito
con salsa criolla también lloraba y todos los presentes estaban presas del
terror.
-¿Porque reaccionan así?- le
pregunté.
-Hay joven que terrible,
será un mal año para la pesca, no habrán peces, vendrá la pobreza y el hambre muchos
compañeros pescadores se ahogaran, se perderán lanchas, se malograran las
redes.
La señora lloraba
desconsolada.
Me fui pensando que se
trataba de gente supersticiosa.
Pero la verdad fue que ese
año la pesca fue pésima, hubo pobreza y desocupación entre los pescadores. Se
vieron obligados a salir más mar adentro a buscar peces, y muchos no
regresaron, murieron ahogados. Fue un año fatal para la pesca y para los
pescadores.
Muchos años después, en el
famoso Centro de Salud de Breña, donde yo trabajaba, llegó a trabajar una
doctora pediatra, cuyo padre se dedicaba a la industria pesquera en el puerto
de Chimbote.
Cuando le conté es episodio,
me miró fijamente y dijo:
-Doctor Grillo, yo he tenido
una experiencia exactamente igual a la suya.
Me contó que cuando era
niña, su padre la llevó a las fiestas de San Pedro en Chimbote, y que igual que
pasó en Chorrillos, los cargadores de las andas de San Pero estaban borrachos, y al momento de pasar a
San Pedro a la lancha para pasearlo por el mar….plash, San Pedro al agua.
-Las personas del lugar
doctor Grillo, se pusieron todos a gritar, a lamentarse y llorar y también les
pegaron a los cargadores. Fue en año fatal para Chimbote, no hubo pesca, murieron
muchos pescadores y mi padre casi queda en la ruina. Es verdad doctor, no es superstición,
yo lo he visto y vivido.
Este 2016 fui con mi mujer y
mi hermana a Chorrillos, ya no estaban ni a señora del pescado frito
con salsa criolla, ni el loco con machete de hacía 45 años atrás y la verdad que estuve preocupado cuando vi que
trasladaban a San Pedro de las andas al bote que lo pasearía, pero afortunadamente
no se cayó al agua.
Pero también pensé que el Perú
estaba salado, mas salado que calzoncillo de pescador, en el colmo de la mala
suerte, los llamados fujimoristas
dominaban el Congreso de la “República” y eso es peor que San Pedro se caiga al
agua y se dé un chapuzón.
Cuantas desgracias y
tragedias pasarán ahora.
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