COMENTARIO DE LIBROS
EL TEMPLO DE ORO
DE
YUKIO MISHIMA
DR. MAXIMO GRILLO ANNUNZIATA
¿Puede alguien enamorarse de
un objeto material inorgánico, como un templo, o de un animal?.
Si, si se puede, y esas
perversiones reciben el nombre de parafilias, y este es el tema que toca
Mishima en este libro.
Cuando era estudiante de
medicina, en el curso de psiquiatría estudiamos el caso de un sujeto que se
enamoró de su mascota, una perra con la
cual incluso tenia actividad sexual.
Cuando el animal murió con
los años, el sujeto se suicidó, no pudo resistir la pena. Dejo escritas unas notas donde revelaba su amor por su
mascota, sentidas cartas de amor, muy dolidas, otras muy románticas, donde hacía referencia a sus sentimientos.
Sin necesidad de ir tan
lejos en el tiempo, todo el Perú vió el video, que pasaron miles de veces en la
televisión donde el denominado Kenji Fujimori, hermano de la denominada Keiko
Fujimori aparece en actividades sexuales con su mascota, un pobre perro llamado
Puñete. Esa perversión se conoce con el nombre de zoofilia (actividad sexual
con animales).Pero eso no es todo. Además todo el Perú vio otro video, que
también pasaron miles de veces por la televisión en el cual se observa al
denominado Kenji Fujimori, vestido de mujercita, de ballerina, con un tutú, que
es el vestido que usan las bailarinas de ballet y zapatillas de ballet dando
pasito de bailes. Esta perversión se
conoce con el nombre de travestismo ( y que es una perversión de identidad de
género, que se presenta cuando un sujeto se identifica con el sexo opuesto al
que tiene).
Este sujeto ha sido el
congresista con mayor votación en las dos últimas elecciones presidenciales en
el país, llegando incluso a obtener con su partido mas de 8 millones de votos.
Es decir, más de 8 millones
de peruanos ven la zoofilia y el
travestismo como algo normal, e incluso como algo bueno y deseable, ya que lo
han apoyado con su voto.
Esta es una clara
demostración del grado de degradación moral que presenta amplios sectores de
nuestro pueblo, y es una consecuencia de ocupar todos los años el último puesto
del mundo en educación, según estudio de la Naciones Unidas, lo que convierte
al pueblo peruano en el más ignorantes del planeta Tierra, y según el informe
PISA, además ocupa el último lugar de mundo en el Coeficiente de Inteligencia,
es decir, el pueblo peruano es el más
imbécil del planeta Tierra.
A lo que hay que añadir que
según las estadísticas publicadas en
nuestro país, el 90% de peruanos no
comprenden lo que leen, o sea, son unos brutos.
Si a eso se añade que el
Perú tiene el primer lugar del mundo en la fabricación y consumo de pasta básica de cocaína ( el fujimorismo
ha colocado 11 congresistas ligados al lavado de activos provenientes del
narcotráfico),el primer lugar del mundo en alcoholismo, el segundo lugar del
mundo en el abuso sexual de mujeres y el primer lugar del mundo en el abuso
sexual de menores de edad, se completa un cuadro que explica porque existe el
denominado fujimorismo, el denominado aprismo y porque el denominado Kenji ha tenido el respaldo de más de 8 millones de
votos.
El libro que comentamos se
refiere a la historia de un hombre que llega a enamorarse del templo que existía cerca de su aldea, y que se caracterizaba por poseer una cúpula
dorada.
En el ambiente de pobreza y
opresión en que vivían en esa época los campesinos japoneses, trajo como
consecuencia de que lo único bello que contemplaban los ojos del protagonista
era la cúpula dorada del templo.
No solo la cúpula, sino
también el ambiente de serenidad y veneración que rodeaba al templo. En sus
momentos de amargura se consolaba mirando la belleza del templo, y esa visión
era lo único hermoso de su existencia.
Pero no era el único que
visitaba el templo ,otros también acudían al lugar, lo que le producía un
estado de celos, ya que sentía que la presencia de esas gentes era una
profanación, que le arrebataba sus ensoñaciones y alteraba la contemplación
quieta y serena, por ratos y apasionada por
otros ratos, del objeto de su amor.
Un incidente vino a afirmar su posición, cuando un
muchacho de la aldea se negó a ir a la guerra y se escondió en el templo, al
que acudía en secreto su enamorada llevándole comida todos los días.
Pero en el Japón de esas
épocas ser un desertor era el peor crimen en esa sociedad.
Un día siguieron a la muchacha
y descubrieron el lugar donde se escondía el desertor, al cual castigaron y
llegaron a matar en las escaleras del templo.
Eso era más de la lo que
estaba dispuesto a aceptar el protagonista.
Pero si bien el amor que
sentía por el templo le producía felicidad, también le resultaba un tormento,
ya que era un sentimiento que lo
absorbía y lo oprimía, era una pasión
que lo consumía, era un amor insoportable.
Se sufre en la medida en que
se ama decía Buda, el Iluminado.
Solo había una forma de
acabar con todo eso.
Hasta que un día llegó a
concebir su liberación, y en un acto de supremo amor incendia y destruye el
templo.
Mía o de nadie, dicen las
grandes pasiones posesivas.
De esta forma consigue su liberación
de tanto amor y de tanto sufrimiento.
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