Armas…Armas
Dr. Maximo Grillo Annunziata
Este es uno de los capítulos que no llegué a poner en
mis “Memorias de un Estudiante
Agitador”, pero aquí lo pongo.
Julio Armas es mi compadre,
ya que soy el padrino de bautismo de su hija Carmela, una bellísima y
enormemente inteligente muchacha. Por lo visto, soy el único ateo que tiene varios ahijados de
bautizo, pero así están las cosas.
Mi compadre Julio posee tres
títulos universitarios: ingeniero de minas y Geólogo, ingeniero pesquero y de
profesor o sea pedagogo.
En un inicio, sus padres lo mandaron a España
para que estudiara medicina, pero según Julio, es imposible estudiar medicina
en España, por la sencilla razón de que España, está llena de españolas, españolas
en las calles, en las plazas, en las casas, en los edificios, de forma de que
cuando lo fue a visitar su padre no lo
encontró estudiando, sino bailando jota en un sarao flamenco, motivo por el
cual lo mandó a estudiar medicina a Nueva York en los Estados Unidos. Pero
resulta que en nueva York tampoco se puede estudiar ,porque Nueva York está
llena de mujeres, neoyorkinas en las calles, subiendo en el ascensor, bajando
en el ascensor atravesando la pista, caminando por la aceras, así no puede desarrollarse
el conocimiento.
Hasta que un día dos militares norteamericanos le tocaron la puerta
del departamento donde vivía.
-¿Julio Armas?
-Si, yo soy
Le alcanzaron un documento:
-Este lunes tiene que
presentarse al cuartel del ejército a
las 6 del a mañana. Se enrolará para partir a Vietnam
-¿Qué? ¿a dónde me ha dicho?
-A Vietnam
-¿Vietnam?
-Si
-Maximo, mire por la ventana
y los seguí con la mirada, hasta que la camioneta en que vinieron dobló la
esquina. De inmediato agarré una maleta, puse mi ropa, mis libros, baje por
ascensor, tome un taxi y en 40 minutos llegue al aeropuerto. Yanquis de mierda,
que se creían ¿qué me iban a mandar a matar a inocentes y a morir o quedar
invalido? Ratas imperialistas, que se vayan a la puta gringa que los parió,
porque Maximo, las norteamericanas son las más grandes putas del mundo, te lo
digo yo que he conocido mujeres en todo
el mundo y viajado mucho. Las yanquis reparten sexo como panfletos en asamblea
de obreros en huelga y a eso llaman modernidad y liberación, son unas
degeneradas.
Si alguna vez viajas a los
Estados Unidos, lleva una docena de cajas de condones, para que no te contagien
el SIDA.
-No pienso viajar a esa
mierda de país. Pero dime una cosa, si tu eras extranjero, porque te mandaban a
la guerra?
-La ley de estos pendejos
establece que los que estudian en los Estados Unidos están obligados a
participar en sus guerras
-Que tales hijos de putas
Para bautizar a mi ahijada,
tuve que viajar al pueblo de Julio en la Sierra a unos 4000 (cuatro mil) metros
de altura, con un frio maldito, en Huarochirí, en Carampoma, el pueblo de mi
compadre.
A pesar de ser abstemio y no
consumo bebidas alcohólicas, ni para año nuevo, tuve que tomar litros del
calientito para ver si entraba en calor.
El tal calientito era aguardiente con ponche de huevo y canela que se servía
caliente. Lo extraño es que a pesar de las cantidades de calientito que tomé no
llegue a emborracharme, y es que a esas alturas parece que el alcohol no se
metaboliza.
Todos los años mi compadre o
alguien de su familia son nombrados
mayordomos de la fiesta patronal, en este caso la Virgen del
Carmen y su fiesta dura toda una semana.
Días antes de la fiesta mi compadre me había invitado a la
reunión de los devocionarios de la
Virgen, todos ellos paisanos de mi compadre. Habiendo sido aleccionado por
Julio, tenía que ofrecer mi devoción, con un cirio para la virgen.
Uso paisanos ofrecieron un toro
de lidia, otro, dos toros de lidia. Otro más una banda del Mantaro de 15 músicos,
otro dos bandas de músicos, otro más, cien cajas de cerveza, otro un castillo
de fuegos artificiales de 7 cuerpos, el siguiente para no ser menos un[M1] castillo
de 8 cuerpos , Uno de los paisanos ofreció a la Virgen 300 kilos de papa, otro
3000 choclos, otro 5 chanchos.
-¿Y usted doctor Grillo?
-¿Yo?. Este…este… un cirio
para la Virgen
La noche anterior al
bautizo, subimos con mi compadre Julio, algunos de sus familiares y vecinos del
pueblo hasta la cumbre más alta del lugar donde había un mirador de piedra. Con
mi ahijadita sentada en mis rodillas, le
mostraba cuales eran las constelaciones oscuras de los incas.
-¿Ves, esa oscuridad en
forma de llama?, esa es una de las constelaciones oscuras de los incas, que
utilizaban para marcar las estaciones y es por eso que nuestro pueblo nunca
será destruido por que su origen está en el mismo firmamento. A esas alturas de
4 mil metros, las estrellas se ven enormes y se alcanza a ver los cráteres de
la luna sin necesidad de telescopios.
De repente un brillo dorado apareció en el horizonte
detrás de las montañas y el cielo se iluminó de color dorado, cuando aún se veían
las estrellas y la Luna, era el Sol que salía. En esos mismos momentos la banda
de música llevada por mi compadre se lanzó a tocar la 40 sinfonía de Mozart
y mi compadre lanzaba bombardas y fuegos
artificiales saludando al Sol naciente. Contemplando la salida del Sol, las
estrellas y la Luna con el frio refrescándome
la cara, escuchando a Mozart sentí la más intensa vivencia estética de toda mi
vida.
Cargando en mis brazos a mi ahijada,
viendo las constelaciones, el cielo dorado, la Luna plateada y las estrellas
brillando, escuchado la música de Mozart, mirando a la vía láctea y su multitud
de astros, los fuegos artificiales, el universo insondable, sentí nacer dentro
de mí, fuerzas ciclópeas y una felicidad inmensa y enorme. Veía en ese espectáculo,
lo que yo era en el fondo de mí mismo.
Parte del Universo.
Pero este episodio del
bautismo fue cuando ya éramos profesionales, lo que sigue fue en nuestras épocas
de estudiantes.
Julio y yo éramos militantes
del FER (Frente Estudiantil Revolucionario), Julio de la base de Ingenieria
geología y yo de la base de medicina.
Julio vivía en la residencia
universitaria, y compartía el cuarto con
otro estudiante al que le pondremos el nombre de Andrés ya que no me acuerdo
como se llamaba.
Un día Andrés se fue a una fiesta,
regresó recontra borracho, cerca de las 4 de la madrugada, tambaleándose a la ciudad
universitaria con rumbo a la vivienda universitaria.
Cuando se encontraba a pocos metro de la entrada de la vivienda,
vió aparecer unas sombras que salían de
la penumbra, tres o cuatro sombras.
-Párate concha de tu madre.
-Al suelo carajo
-Arrodíllate mierda.
Las cuatro sombras portaban
fusiles y ametralladoras.
A Andrés se le quito la
borrachera de golpe, como por encanto.
En su espanto solo se le
ocurrió pedir auxilio:
-Armas….Armas
-Cállate mierda- y un golpe de culata le cayó en la boca
-Está llamando a tomar las
armas- dijo uno de los policías, porque las sombras era un numeroso grupo de policías que iban a invadir
a la vivienda universitaria para detener a los estudiantes en una de las tantas redadas que hacia la
dictadura.
-Armas…Armas…Armas
Con tanto escándalo
empezaron a prenderse las luces en los cuartos de los estudiantes
-Rápido, ahora antes de que
reaccionen –grito el que dirigía a la policía.
Entraron a la vivienda
disparando a diestra y siniestra, gritando y golpeando a todos y a todo lo que
encontraban.
-Armas…Armas…Armas…Armas
-Callen a ese huevón
Tras golpearlo lo llevaron a
rastras
-En que cuarto vives mierda
concha de tu madre
-En el 102 (le pondré ese
número, porque no me acuerdo cual era el número del cuarto de Julio).
Al llegar al habitación los policías
se arrojaron al suelo, rastrillaron sus armas, y el más osado pateo y abrió la
puerta.
Mi compadre estaba en la
cama, muy bien acompañado según se pude ver.
-¿Dónde están?
-¿Están que?
--Las armas pues huevón
concha de tu madre
-¿Cuáles armas?
-Las que tú decías en tus gritos
-No, no es así, yo lo estaba llamando a él, él se
apellida Armas
No encontraron ningún arma y
la prendieron golpes con Andrés
-Concha de tu madre, nos has
asustado por las huevas.
Y lo masacraron a golpes a
Andrés por haberlos asustados.
Siempre la policía peruana
quedando como unos pobres imbéciles.
Y ladrones, porque les
robaron todas sus pertenencias a los estudiantes e intentaron violar a una de
las muchachas, a todas las manosearon, “buscando” armas o panfletos
comprometedores. Se llevaron radios, relojes, medallitas, ropa, dinero, máquinas de escribir,
calculadoras y todo lo que pudieron.
Se llevaron presos a todos,
hombres y mujeres, para después pedir dinero a los padres de familia que fueron
a buscar a sus hijos.
También robaron bienes de la
universidad, equipos fotográficos, de laboratorio, carpetas, máquinas de
escribir. No se llevaron libros, porque no saben leer.
Así eran las cosas durante a
dictadura.
Quizás el único que estaba
“armado” era mi compadre Julio, pero no con arma de fuego ni arma blanca, sino
de otro tipo, porque estaba en la cama
con una muchacha desnuda.
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