EL LIBRO QUE SUPO ESPERAR
Esta publicación es parte
del libro del Dr. Máximo Grillo Annunziata titulado “Memorias de un Estudiante
Agitador”.
Cuando era escolar,
estudiaba en la sección nocturna del colegio Guadalupe, porque de día trabajaba
con mi padre en joyería.
Una noche mientras esperaba
que se abrieran las puertas del colegio fui caminando por la avenida Venezuela,
hasta llegar al ovalo de Venezuela, donde conocí a quien debe de haber sido el
primer vendedor ambulante de libros usados, conocido con el apelativo de “Che
Carlitos”. Sobre unos cartones ponía los
libros y esperaba que llegaran los compradores. Décadas después lo volví a
encontrar en el ovalo de Venezuela,
invalido a raíz de un accidente de tránsito, seguía vendiendo libros y su
señorita hija, una muchacha muy simpática, que había estudiado para auxiliar de
enfermería hizo sus prácticas en el Centro de Salud de Breña donde yo
trabajaba.
Che Carlitos es uno de los
héroes anónimos de este país, que a su modo y con las limitaciones del caso
contribuyó al estudio y la cultura en el
Perú. Por lo pronto contribuyó en no
poca medida a la formación en ciencia militares que yo habría de desarrollar
tiempo después.
El asunto es que esa
noche al acercarme a ojear
unos libros que vendía , que eran pocos, observé uno titulado Táctica General y
Estrategia, editado por la primera misión militar francesa a comienzos del
siglo XX. Le pedí una rebaja.
-Dame lo que tengas y
llévatelo, nadie lo quiere comparar.
Es una de las joyas de
mi biblioteca
En ese libro hubo cuatro cosas que más me llamaron la
atención:
1.-El análisis que los
franceses hacen de la guerra de 1879, en la cual afirman que fue un error comprar
los monitores Huascar y la
Independencia, ya que con ese dinero su pudo formar un enorme y muy bien armado ejercito, ya que
según el análisis que hacen, esa guerra se iba a definir en tierra y no en el
mar.
2.-Aconsejan la creación
de una red de trenes que vayan desde
Tumbes hasta Tacna y varias vías de penetración para poder movilizar hombres y
recursos en caso de conflicto. Hubo que esperar la campaña electoral de Ollanta
Humala para que ese proyecto fuera revivido, aunque Ollanta no ha cumplido con ejecutarlo.
3.-La guerra de los Boers en
Sudáfrica, en la cual se enfrentaban los Boers, que eran los colonos holandeses
con el ejercito imperialista ingles
4.-Conocer que los campos de
concentración no la inventaron los alemanes durante la segunda guerra mundial, sino que los
inventaron los ingleses en la guerra contra los Boers que no eran otra cosa que
los colonos holandeses en dicho pais. La población civil de Sudáfrica fue llevado a campos de exterminio
donde mujeres, niños y viejos murieron
como moscas, a los cuales se les privaba de alimentos, medicinas e incluso de agua para que murieran.
Se formaron 45 campos de
concentración en los cuales murieron
27,927 boers, de los cuales 22,074 eran
niños, el resto mujeres y viejos, además de 65 campos de concentración para los
africanos negros, que apoyaban a los
Boers donde 20,000 de ellos murieron . Todos ellos, Boers y negros murieron de hambre en dichos campos de
exterminios.
Lizzie
van Zyl, muerta en el campo de concentración de Bloemfontein para los boers
La explicación que hacen los
franceses del éxito militar de los Boers, lo basan en que:
a) se trataba de fuerzas
conocedoras del terreno, pues allí habían nacido y crecido.
b) todos eran cazadores, y
por los tanto buenos tiradores
c) todas sus fuerzas eran
móviles, todos se movilizaban a caballo. No tenían infantería.
Sobretodo me llamó la
atención la batalla de Colenso el 15/12/1899 en la que se enfrentaron 21,000
ingleses contra 8,000 boers, tras la cual murieron 1,127 ingleses y solo 40
boers
En solo una semana las tropas inglesas sufrieron cinco graves
derrotas.
Las guerras contra los Boers
fueron dos. A las finales tuvieron que llegar a
un acuerdo, porque los ingleses no pudieron vencer, por el cual la administración quedaba para los boers y los propiedad de los
yacimientos de oro y diamantes para los
ingleses.
Esa lectura despertó mi
interés sobre el tema, pero en ninguna librería de Lima, ni en la biblioteca
nacional encontré nada al respecto. Así pasaron los años.
Siendo universitario, en una oportunidad, saliendo
de la casona de San Marcos ,me dirigí al jirón Azángaro que estaba al costado
de la universidad, donde habían varias librerías llamadas de “viejos”,
o sea vendían libro usados viejos.
En una de ellas mirando
los volúmenes, mis ojos se fijaron en un libro cuyo titulo era “La Guerra en Sudáfrica”,
escrita por un coronel alemán llamado
A. Muller y traducido al castellano por el coronel español J. Ibáñez,
e impreso en España.
Cuando me acerque al vendedor, le pregunté por el
precio .Estaba lejos del alcance de mi economía de estudiante, y sabiendo que
era un hijo bastante caro, y que mi padre compraba mis libros de medicina, los
de filosofía y los de física y otros
mas, no me atreví a pedirle que
me lo comprara, hubiese sido un abuso de mi parte.
De este modo pasaron los
años, y ya profesional con tres trabajos y docente en dos universidades, y con
una economía aceptable, una tarde pase
por el jirón Azángaro, justo por la librería de libros viejos, donde hacia
bastante años atrás había visto el libro que no pude comprar en mi época de
universitario.
De esta forma ingresé al
local y me puse a mirar los estantes.
¡AHÍ, AHÍ ESTABA EL LIBRO¡
-Señorita, ¿ que precio
tiene este libro?
-Tanto.
Me dio un precio bastante
alto.
-¿No hay una rebajita por
Pascuas y Año Nuevo que ya están cerca,
dentro de un par de meses?.
Por lo visto argumentos no me faltaban.
-No señor, ese libro solo lo
compran los conocedores, y por lo tanto
pagaran lo que se les pida.
Ante semejante argumento no tuve mas remedio que pagar y llevarme el
libro.
Era un libro de alrededor de
700 paginas. Lo leí en una semana.
A la siguiente semana me
acerque a la misma librería para ver que otra cosa interesante podía encontrar.
ESTABA CERRADA.LA HABÍAN CERRADO LOS DUEÑOS Y NUNCA MAS SE HABRIÓ.
Nadie pudo darme razón si se
habían trasladado a algún otro sitio. Simplemente me dijeron que habían cerrado
porque ya no vendían nada, no había compradores, ya no había interés por la
lectura en el país.
El libro había esperado
durante años a que yo lo comprara, para poder cerrar la librería
Era un libro que supo
esperarme.
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