MALDITOS MICROBIOS
DR MAXIMO GRILO ANNUNZIATA
ACHIS…ACHIS…TOC…TOC… BRRR…BRRRR
Eso me pasa por correr desnudo de noche en la
playa.
Desde que era adolescente tenía
la costumbre de probar mi cuerpo y mente a los límites más extremos, con el objetivo de conocer mis capacidades y limitaciones y endurecer el carácter y
resistencia.
Por propia decisión no comía
por días ni tomaba liquido alguno y me echaba a trepar los cerros de Chorrillos,
para ver hasta donde resistía. Me colgaba de cabeza para ver cuando aguantaba y
me sumergía en agua para ver hasta donde aguantaba sin respirar.
Muchas veces caía enfermo a
causa de esas pruebas ante la desesperación mis padres que no comprendían por
qué andaba enfermándome tan frecuentemente y ni sabían nada de mis pruebas.
Otras veces me pasaba días
con los ejercicios de concentración y meditación rosacruces que me enseñó mi madre.
Ahora estoy con una
rino-faringo-bronquitis debido a que a
los pocos días de haber cumplido los 73 ( el dos de Agosto) , decidí correr
desnudo de noche en la playa, para lo cual me fui a la playa San Pedro en Lurín
.Me fui con Julita, “ojos de Buda”, mi mujer que trató vanamente de convencerme
de no hacer “locuras”, que ya no estaba
para esos trotes etc. Pero según Maximo Grillo Annunziata, decisión tomada, decisión
ejecutada.
Eso de correr desnudo por la
playa lo hice muchas veces cuando era universitario. Tenía que ser de noche, si es que quieres correr desnudo, porque de día
te llevan preso por inmoral.
Mientras “ojos de Buda” me
esperaba en el carro, salí calato a la playa y eché a correr. Llovía, era una garua que se metía por la nariz, invadía los
bronquios y todos el pulmón mientras la brisa fría del mar y la lluvia me cubría todo el cuerpo.
-Vamos Maximo, no te rindas,
corre, corre más fuerte, tu puede, tu puedes Maximoooo – me decía mi mismo.
Corría todo lo rápido que podía
para entrar en calor, pero el frio entraba
a través de la nariz al resto del organismo, mientras la lluvia y el
viento enfriaban el exterior del cuerpo. La sensación de las plantas de los pies
al tocar la arena mojada era especial y llegó un momento que no lo sentía adormecido
por el frio.
Al final tiritando como perro mojado corrí hasta el carro donde me
esperaba Julita y me metí de cabeza
-Vamos a casa-dije.
Una semana enfermo, con inyecciones,
pastillas, caldo de gallina con kion, té con limón y miel de abeja, maldiciendo
a los microbios, sin poder trabajar. Me sentía morir. Llegó un momento que
desee morir, porque no soporto verme limitado.
-Vamos Maximo, unos miserables
microbios no podrán derrotarte. Duro con ellos. Son microbios agentes del
imperialismo. Eso es. Duro con ellos-me
dije a mi mismo..
La enfermedad me sirvió para
algo bueno, leí tres libros mientras me recuperaba,
en la cama con una bolsa de agua caliente en los pies.
El problema más grande es
otro. Ahora me siento bien, y si me
siento bien ¿Por qué no intentarlo de nuevo, esta vez puedo vencer a los
malditos microbios imperialistas.
La conclusión final que saqué de esta experiencia fueron
fundamentalmente dos:
1.-Bueno es ser loco, pero
no loco cojudo.
2.-Que ya no tengo los 20
años que siempre he tenido, sino 73.
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