viernes, 12 de agosto de 2016


MALDITOS  MICROBIOS

DR MAXIMO GRILO ANNUNZIATA

ACHIS…ACHIS…TOC…TOC… BRRR…BRRRR
Eso  me pasa por correr desnudo de noche en la playa.
Desde que era adolescente tenía la costumbre de probar  mi cuerpo  y mente a los límites más extremos,  con el objetivo de conocer  mis capacidades y  limitaciones y endurecer el carácter y resistencia.
Por propia decisión no comía por días ni tomaba liquido alguno y me echaba a trepar los cerros de Chorrillos, para ver hasta donde resistía. Me colgaba de cabeza para ver cuando aguantaba y me sumergía en agua para ver hasta donde aguantaba sin respirar.
Muchas veces caía enfermo a causa de esas pruebas ante la desesperación mis padres que no comprendían por qué andaba enfermándome tan frecuentemente y ni sabían nada de mis pruebas.
Otras veces me pasaba días con los ejercicios de concentración y meditación rosacruces que me enseñó mi madre.
Ahora estoy con una rino-faringo-bronquitis debido a que  a los pocos días de haber cumplido los 73 ( el dos de Agosto) , decidí correr desnudo de noche en la playa, para lo cual me fui a la playa San Pedro en Lurín .Me fui con Julita, “ojos de Buda”, mi mujer que trató vanamente de convencerme de no hacer “locuras”, que ya  no estaba para esos trotes etc. Pero según Maximo Grillo Annunziata, decisión tomada, decisión ejecutada.
Eso de correr desnudo por la playa lo hice muchas veces cuando era universitario. Tenía que ser de noche,  si es que quieres correr desnudo, porque de día te llevan preso por inmoral.
Mientras “ojos de Buda” me esperaba en el carro, salí calato a la playa y eché a correr. Llovía, era  una garua que se metía por la nariz, invadía los bronquios y todos el pulmón mientras la brisa fría del mar  y la lluvia me cubría todo el cuerpo.
-Vamos Maximo, no te rindas, corre, corre más fuerte, tu puede, tu puedes Maximoooo – me decía mi mismo.
Corría todo lo rápido que podía para entrar en calor, pero el frio entraba  a través de la nariz al resto del organismo, mientras la lluvia y el viento enfriaban el exterior del cuerpo. La sensación de las plantas de los pies al tocar la arena mojada era especial y llegó un momento que no lo sentía adormecido por el frio.
Al final tiritando como  perro mojado corrí hasta el carro donde me esperaba Julita y me metí de cabeza
-Vamos a casa-dije.
Una semana enfermo, con inyecciones, pastillas, caldo de gallina con kion, té con limón y miel de abeja, maldiciendo a los microbios, sin poder trabajar. Me sentía morir. Llegó un momento que desee morir, porque no soporto verme limitado.
-Vamos Maximo, unos miserables microbios no podrán derrotarte. Duro con ellos. Son microbios agentes del imperialismo. Eso  es. Duro con ellos-me dije a mi mismo..
La enfermedad me sirvió para algo bueno, leí tres libros mientras  me recuperaba, en la cama con una bolsa de agua caliente en los pies.
El problema más grande es otro. Ahora  me siento bien, y si me siento bien ¿Por qué no intentarlo de nuevo, esta vez puedo vencer a los malditos microbios imperialistas.
La conclusión final  que saqué de esta experiencia fueron fundamentalmente dos:
1.-Bueno es ser loco, pero no loco cojudo.
2.-Que ya no tengo los 20 años que siempre he tenido, sino 73.







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